Afirmar que la mujer ha tenido una menor presencia que el hombre en la investigación científica no es algo nuevo. Tenemos evidencia de que las mujeres han tenido una representación claramente inferior en las ciencias experimentales, las ingenierías y la medicina, entre otros campos de conocimiento.
Un estudio de la Universidad de Almería demuestra ahora que, en los últimos 20 años, la presencia de la mujer en puestos de liderazgo en investigación en ciencias del deporte ha sido, en ocasiones, marginal.
En este estudio se identificó si el primer y último autor (los puestos de liderazgo), de casi 5 000 artículos científicos de primer nivel, era hombre o mujer. Los resultados demostraron que apenas uno de cada cuatro artículos estuvieron liderados por mujeres en primera autoría.
Esta baja representación fue todavía más acentuada en posiciones de mayor responsabilidad, donde tan solo uno de cada seis artículos tuvieron a una mujer como última autora. Dado que esta última posición está casi siempre ocupada por el líder del grupo de investigación o el investigador principal del proyecto, parece claro que las investigaciones en ciencias del deporte en las últimas dos décadas han estado predominantemente lideradas por hombres.
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Este mismo análisis por sexo se realizó con más de 1 400 puestos en consejos editoriales de 14 de las mejores revistas del mundo en ciencias del deporte. Puede resultar abrumador descubrir que el 82 % de los puestos editoriales están ocupados por hombres.
Pero puede resultar todavía más chocante que, cuando se analizaron todos los puestos de editor jefe de las 85 revistas de mayor prestigio internacional en el área, las mujeres ocuparon tan solo 12 de los 103 puestos disponibles (un 12 %).
Los editores jefe son los responsables de tomar las decisiones que hacen avanzar la ciencia, ya que deciden sobre los temas que son relevantes, los artículos que se deben publicar, etc. Con un 12 % de representación, se puede afirmar que la mujer ha tenido una influencia prácticamente marginal en estas decisiones y que existe un amplio margen de mejora.
¿Qué repercusiones tiene la baja presencia femenina liderando la ciencia?
La primera consecuencia de la escasa presencia de la mujer en la investigación y en los procesos editoriales es la falta de diversidad y de perspectivas en la toma de decisiones. Esto hace que se reduzca mucho la variedad de temáticas investigadas, como las relacionadas con el deporte femenino, que ha sido ampliamente ignorado por la ciencia.
Por ejemplo, hoy sabemos que la fisiología de la mujer en el deporte está claramente infrainvestigada. Con la profesionalización del deporte femenino, los entrenadores y preparadores físicos tienen grandes problemas para programar los entrenamientos de mujeres de élite en base a una evidencia científica que proviene de estudios en hombres.
También se ha asociado a las mujeres editoras con un proceso editorial más exhaustivo y riguroso, lo que podría indicar que una composición más equitativa de mujeres y hombres podría incrementar la calidad de la investigación científica en este área.
¿Por qué esta baja presencia de la mujer?
Algunas teorías explican esta falta de liderazgo femenino en la investigación en ciencias del deporte. Una de ellas se llama “inercia demográfica”. Esta teoría sugiere que las personas que trabajaban en el área hace 20 o 30 años son las que hoy en día ocupan los puestos de liderazgo.
Dado que las ciencias del deporte son un campo de estudio que tradicionalmente ha tenido una gran predominancia masculina, esta teoría puede explicar gran parte de estos datos. Por ejemplo, de las 3 866 personas que se graduaron en España en ciencias del deporte en el año 2014, solo un 21 % eran mujeres. Por este motivo, parece difícil pensar que sea posible revertir estas diferencias a corto plazo.
La teoría de la tubería explica que en cada etapa educativa se van perdiendo mujeres y al final de la tubería (en el caso de la ciencia los estudios de posgrado y posdoctorales) quedan pocas mujeres que aspiren a ocupar puestos de liderazgo.
Pero, ¿por qué se pierden mujeres por el camino? Es posible que la falta de modelos a seguir juegue un papel importante para atraer talento femenino en las ciencias del deporte. También pueden tener una gran influencia los mensaje que la sociedad traslada, implícitamente, a las mujeres desde edades tempranas.
Un estudio de la universidad de Chicago encontró que cuando los estudiantes de bachillerato hacían entrevistas con profesionales para informarse sobre posibles trabajos, las chicas recibían el doble de mensajes relacionados con la importancia de tener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal que los chicos. Sin lugar a dudas, recibir este tipo de mensajes subliminales de forma continuada a través de la familia, el sistema educativo, y el mundo profesional, puede disuadir a las mujeres de perseguir una carrera científica en las ciencias del deporte.
El efecto Matilda describe cómo los méritos de las mujeres reciben un reconocimiento inferior que los méritos de los hombres. Esta es la teoría que mejor se identifica con las desigualdades de género. Hay ejemplos claros del efecto Matilda en la investigación científica. En 1997, un estudio evidenció que las mujeres que solicitaron una beca de investigación del Swedish Medical Research Council, necesitaron 2,5 veces más méritos que los hombres para competir en igualdad.
Sin embargo, actualmente se desconoce hasta qué punto el efecto Matilda ha tenido una incidencia importante en el área de ciencias del deporte. Solo una mayor investigación puede determinar con exactitud los mecanismos que han conducido a estos bajos porcentajes de mujeres en puestos de liderazgo.
¿Invirtiendo la tendencia?
La buena noticia es que el porcentaje de mujeres como primera autora se ha incrementado un 0,5 % anualmente desde 2000 hasta 2020. Es un dato esperanzador que, de seguir así, podría igualar la balanza en las próximas décadas.
Lo que no está claro es si este incremento es suficiente o si está siendo demasiado lento.
Sabiendo que no ha habido cambios en la presencia de la mujer como autora senior ni como autora en general, cabe seguir trabajando para que esta tendencia pueda extenderse a los puestos de mayor responsabilidad en los próximos años.
¿Y ahora qué?
Este estudio pone de manifiesto por primera vez la baja presencia de la mujer en ciencias del deporte y corrobora la baja representación de la mujer en la ciencia. Ahora necesitamos dos cosas: la primera, entender por qué estamos así; la segunda, buscar los mecanismos para incrementar la atracción de talento y la presencia femenina en este campo de conocimiento.