Realizar un entrenamiento de fuerza con cargas de moderadas a altas proporciona en solo 12 semanas mejoras en la capacidad funcional, composición corporal y fuerza de personas con edades comprendida entre 65 y 75 años.
Gema Suárez Mellado
Así se ha visto en un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Deporte de la Universidad Católica de Murcia (UCAM).
Como explica a Correo Farmacéutico Pablo Jorge Marcos-Pardo, investigador principal del Grupo de Investigación en Salud, Actividad Física, Fitness y Comportamiento Motor (Gisaffcom) de la UCAM, el estudio se realizó con 45 sujetos (27 mujeres, 18 hombres) de 65 años que se sometieron a un entrenamiento de fuerza de 12 semanas “con máquinas de fuerza y se trabajaron grandes grupos musculares por su implicación en las actividades de la vida diaria y su influencia en la calidad de vida de los mayores”. “Las cargas -añade- fueron de moderadas a altas conforme la persona se iba adaptando” y los resultados se compararon con un grupo control que no realizaba ejercicio. Las actividades se hicieron en un centro deportivo y fueron dirigidas por un educador físico deportivo graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Envejecimiento saludable
Atendiendo a los datos dentro del grupo intervención, se observó un incremento significativo de masa corporal magra en mujeres y hombres, que también experimentó una disminución de la masa grasa. Además, ambos sexos presentaron una mejora significativa en la autonomía funcional y significativamente valores más altos de fuerza muscular. Por tanto, concluyen que es necesario promover en los ancianos el entrenamiento de fuerza progresiva, ya que redunda en un envejecimiento saludable”.
Según Marcos-Pardo, “el ejercicio puede prevenir e incluso eliminar muchas enfermedades crónicas siempre que se realice bajo la dirección de un experto cualificado, que tomará las medidas de prevención y planificará correctamente las cargas de entrenamiento que el sujeto necesita en cada momento”.
El experto pone el ejemplo de la sarcopenia, una enfermedad que comienza a aparecer a partir de los 30 años: “Si la persona no entrena comienza a perder masa muscular, lo que provocará pérdida de fuerza, potencia muscular y un aumento en la pérdida de la capacidad funcional”. Y añade: “Con la edad podemos observar esta pérdida de masa muscular simplemente con la disminución de la velocidad de la marcha en la persona mayor y esto se puede prevenir e incluso revertir, entrenando la fuerza”.
Nunca es tarde
En su opinión, nunca es tarde para empezar a hacer ejercicio, aunque, evidentemente, afirma que cuanto antes se empiece mejor. Además, hace hincapié en que es muy importante la motivación y adherencia a un programa de ejercicio físico. “Las personas quieren resultados muy rápidos y como hemos comprobado se necesitan unas 12 semanas para ver efectos y hasta las 20 semanas podemos hablar de una fase de creación del hábito y la adherencia”, especifica.
La figura del educador físico deportivo
Ahora bien, para llevar a cabo este entrenamiento, Marcos-Pardo pone en valor la figura del educador físico deportivo para que los ejercicios se realicen con total seguridad para la persona mayor. “Con la salud de una persona no se debe jugar. Tenemos evidencia científica de que 1 euro invertido en ejercicio físico ahorra el triple en gasto sanitario. Al igual que cuando una persona necesita la atención de un médico y no se va a un curandero o cuando necesitamos un tratamiento odontológico y no vamos a un protésico dental, cuando tenemos pérdida de masa muscular, deterioro funcional, sobrepeso u obesidad, hipertensión y otras muchas enfermedades crónicas de las que tenemos evidencia que se pueden prevenir o mejorar con un programa de ejercicio físico o simplemente queremos cuidarnos y mantener una salud integral debemos buscar a un educador físico deportivo”, defiende.